entrevista“Ya no me preocupo”. El hijo del ministro porteño que ataja en Israel entre las sirenas de la guerra y un fútbol sin barras bravasPor Rodolfo Chisleanschi
“Lo mejor de jugar acá es dormir todos los días en mi cama. La cancha visitante que me queda más lejos está a una hora, y no existe la cultura de la concentración previa. En los días de partido me levanto, saco a pasear al perro, como, agarro el auto, lo dejo en el estacionamiento del estadio, juego, vuelvo a subir al auto y ceno en casa. En Argentina pasaba de dos a tres noches por semana en un hotel, y si viajábamos al interior, a veces más. Acá la vida personal vuelve a tener una entidad mucho más importante que la de allá”.